martes, 31 de diciembre de 2013

NOCHEVIEJA 2013

Hermanos, hermanas:
La Nochevieja no es un invento de la Iglesia.
No es una fiesta litúrgica.
Pero es una fiesta del hombre.
Y es, por tanto, una fiesta nuestra.
Es una fiesta agridulce,
donde el hombre expresa sin saberlo
su afán de futuro,
su deseo de eternidad,
su esperanza secreta, inconfesada y vergonzante,
pero a la vez radical y profunda de resurrección.
¡Vida Nueva! ¡Si fuera verdad,,,!
¡Nueva, siempre nueva!
¡Vida, siempre vida y siempre viva!
Esta fiesta, este juego,
este sueño a la vez humilde y ambicioso
que el hombre eleva a Dios sin saberlo
es un grito que el Padre escucha
y el cristiano entiende.
Si usted tiene más barriga, pero también más corazón,
si usted tiene más arrugas, pero también más amor;
si usted tiene más años, pero menos egoísmo…
¡Feliz Año Nuevo!
Si ha luchado por el hombre y piensa seguir haciéndolo;
si levanto a los caídos en el camino;
si escuchó al que necesitaba explayarse con los alguien;
si visitó al solitario;
si colaboró para remediar las injusticias;
si ensayó tenazmente, mil y mil veces,
en ser bueno y portarse como un hombre y como un cristiano,
aunque en este momento compruebe que todavía
es una calamidad,
si gastó 365 días en ayudar al prójimo en lo que podía,
¡Feliz Año Nuevo!
Hermanos y hermanas:
Cristo es nuestro tiempo.
Cristo es nuestro futuro.
Cristo no juega con nosotros
cuando nos dice con la mayor seriedad,
a la vez que con enorme alegría,
¡Feliz Año Nuevo!
 
+ Alberto Iniesta Jiménez

Fuente de imagen: www.crismhom.com
Fuente de texto: www.revistaecclesia.com